miércoles, 17 de abril de 2013

La Tierra de las Mantícoras

Me bajé del bondi, lleno de expectativa. Había ya algo que había sentido en el camino, pequeños indicios o gestos, a veces nada más la sonrisa de un paisano o la amabilidad de una 'cholita'. Pero en la soledad y la separación encontré mi camino otra vez, recordé que yo no me estaba deslizando por el suelo como una serpiente, lo mío fue y es un salto de fé; el primer vuelo del búho. Y una vez aquí, en la Tierra de las Mantícoras, un pedazo de paraíso para un alma que fue trabajada por el frío de las montañas, encontré las indicaciones finales de los Mandamás para decirme que me relaje, que vea el atardecer del Mar-alotrolado y  trate de nopensar. Es un pedazo de paz, pero también una gran inyección de esperanza.

La arena se mete en todos lados, ¡es tan fina!. Al final del día, incluso después de haberme limpiado la cabeza, encuentro granos de arena entre mi pelo. Es tal cual a los recuerdos. Me prometí dejar de meditar y sopesar los 'qué podría haber sido' y los 'qué podría haber hecho', estos últimos en especial punzantes, y durante un gran lapso de tiempo cumplí mi palabra, hasta que me encontré con tanta tranquilidad y tiempo para volver un poco hacia atrás. Ya no hay arrepentimientos, se me acabó el tiempo y las ganas para ellos. Vuelvo entonces, en retrospectiva. Hay personas que me gustaría ver, para contarles mis hazañas y compartir mi suerte con ellos. Hay menos personas que me gustaría mostrarles las olas, dese un cerro, para que el movimiento nos hipnotice y nos encontremos sin darnos cuenta jugando a ser arrastrados por su fuerza.
Y hay una persona a la que me gustaría abrazar, para susurrar al oído y sacarle la tierra de sus alas, para que también sepa como yo qué sencillo es volar, con la esperanza de que le guste tanto como a mí. Y entonces, tal vez, quiera volar conmigo.

Pero lo mejor y lo peor de estas alas, es que te llevan hacia cielos cada vez más seductores, con corrientes de aire que te tientan a elevarse más y más. Las raíces quedan fijas en la tierra donde crecieron, pero si bien tiran con fuerza... El viento sopla fuerte a cierta altura

viernes, 12 de abril de 2013

El camino

Jamás hubiera creído que el camino se podía presentar más claro ante mis ojos. No camino ciego, tengo todo un sendero iluminado por la fé de mi alma. Buscando, encontré. Nunca había celebrado tanto una decisión propia.