domingo, 27 de febrero de 2011

Hoy

Esta vez, y por ahora sólo esta vez, voy a ser directo. Hoy no hay pseudo-poemas, ni metáforas que sin conocer la historia no se pueden entender. Hoy no soy el Búho, guardo mis alas y soy el ántropo que muestra el rostro todos los días: hoy dejo el teclado a Manu, el barman de 18 años que se ríe, trabaja, duerme, se deprime, toma alcohol y sueña con abandonar la existencia que cree que es real. Y yo, Manu, escribo sin ser el Búho porque creo que este espacio compartido también es para compartir con menos firuletes lo que soy en verdad, el YO que sobrevive(o intenta) al TODO. Hoy me siento abrumado, es decir, cuando mi ignorancia puede más que mis conocimientos. Hoy es el día en que desisto de entender este mundo. Hablé con cierto Humo del blanco y el negro. Veamos el muy famoso Ying y Yang. Pero no lo que representa. >empieza metáfora nudosa<. El blanco y el negro, a pesar de tener un pequeño círculo del otro, son seres opuestos. Son lo mismos, colores( o acromáticos, para los corregidores), y aún así no pueden juntarse. ¿Por qué? Porque no son conscientes de lo que son, sino de lo que es el otro. El negro sabe y reconoce lo que es el blanco, y viceversa, pero no sabe lo que es él mismo. Para hacerlo más simple, Amy dijo que el ciego que no vio en toda su vida y ahora ve es fantástico mirar, pero para los que vemos todos los días no es gran cosa. Y como no quiero seguir en el tema, hoy pude ver lo que es no entender al opuesto. Somos lo mismo, incluso tenemos un círculo que nos hace iguales, pero somos diferentes. No nos podemos reconocer a nosotros mismos pero sí a otros. Mi error fue reconocer a un blanco(cierto, en la metáfora me considero negro, pero por pura estética, eh) y darme cuenta su resplandor, pero mi desconcierto que me lleva a escribir este párrafo se debe a que es uno de esos terribles blancos que no se dan cuenta de tal resplandor. Una falla en mi ántropomente que no es nueva, pero por primera vez es completamente consciente. ¿Qué hago? No tengo la menor idea. Tiempo...

jueves, 17 de febrero de 2011

Carta de amor

Querida Utopía:
Hoy te escribo en esta simple hoja virtual para decirte que no sos nada y sos todo. Ya sé que es una paradoja trillada y aburrida, que ni siquiera te interesa leer una carta tan aburrida y desconocida. Pero está dedicada para vos, porque pienso en vos, porque siento por vos, y porque también sé que no existo en ese mundo paralelo en el cual tu alma es libre y la mía vuela.
Hoy no soy nada más que una sombra que se esconde en cada grieta de nuestra pequeña existencia, en cada hueco que desaparece con la primer lluvia. E incluso sabiendo esto, puedo saber que voy a saborear hasta la última gota, la más amarga, con tal de sentirme vivo. Porque estar vivo no es respirar, sino saber que uno respira. Y ser feliz es disfrutar cada aliento.
Me quitás la respiración, el aliento, el cálido aire que desprende mi pecho. Y te quiero por eso, porque vos representás todo en el mundo que rige mi alma, pero dentro de esa existencia tu alma se aleja hasta donde el más poderoso de mi ángeles puede aventurarse a mirar. Mis ojos se queman ante la luz que sigo sin poder tocar, sin poder saborear, sin poder sentir. Serán sólo mis ojos los que te recuerden, porque el resto de mi cuerpo será devorado por el universo.
Adiós, Secreta Utopía, sé que mientras respires serás feliz, y mientras yo tenga aliento pensaré en la continuidad de tu ser. No es hasta que la muerte me separe, sino hasta que la mente lo depare.


Con Amor,
Aquel Que Desaparece

lunes, 14 de febrero de 2011

dualidades instantáneas


Escaparme de mi misma



  1. Escaparme de aquello que soy en lo más profundo, del dictamen que brota de la piel en contacto con el mundo. Hay algo en mí que nació entre las montañas y aún supura cuando doy vueltas por la ciudad en bicicleta. Hay algo de cada día, cada sensación, que se me quedó pegado como si fuera un abrojo de momentos irreductibles. Ese algo a veces está sesgado, velado por mi propia mano que apunta a otro espejo. Debo escaparme de esta jaula que yo misma me he creado y reír a carcajadas en cada paso.
     
  2. Escaparme de mi propia mirada, esa que me escruta como si fuese un cadáver en disección y cada una de sus partes tuviera un destino en el mercado negro. Una uña severa rasga perseverante los instantes de felicidad, cuestionándolos bajo una lupa inmensa y ridícula. Tengo varias yo, pero la más exigente es la que me mira a mi misma. Me hace creer que debo escaparme de mi, me mete en una jaula y me convence de que yo la hice aparecer, también ella resulta parte de mi imaginación. Debo escaparme de mi misma.



    INSTANTÁNEA
    /O
    1.
    adj. Que solo dura un instante.
    2.
    adj. Que se produce inmediatamente. Reacción instantánea Efecto instantáneo
    3.
    f. Impresión fotográfica que se hace instantáneamente.
    4.
    f. Fotografía así obtenida

    DUALIDAD
    (Del lat. dualĭtas, -ātis).
    1.
    f. Existencia de dos caracteres o fenómenos distintos en una misma persona o en un mismo estado de cosas.