jueves, 29 de diciembre de 2011

Uno menos / Uno más

Sobre el tiempo que nos rodea
 tan poco podemos a veces decir sin caer en la espiral de la subjetividad
 que nos hace pensar que cada tiempo es como cada quien quiere,
o como alguien nos dijo que debe ser,
que comenzar a escribir pensando
 en que "termina" el año parece banal y refritado.

 Hay pequeñas cosas,
 como terminar un ciclo lectivo, como que cierran algunos bares o que se van tus amigxs de vacaciones. Cosas como visitar tu lugar de nacimiento una vez al año (siempre en la misma época) o como los deseos mismos de tantas personas, la mayoría desconocidas, que revolotean en la cotidianeidad de una semana: "¡feliz año!". Aunque muchas veces creemos que no lo decidimos, nos encontramos festejando que se termina un año, que empieza otro. Nos encontramos soñando cosas para el nuevo tiempo que se aproxima y deseando a las demás personas que sus sueños se cumplan.

Gracias por sus buenos deseos.

Por mi parte, 
este momento en que por unos y otros motivos
me obligo a parar, descanso, miro la luna y el sol
como si no los viera realmente en cada día.

Entonces siento todo aquello que ha brotado dentro de mi
vida
siento aquello que se fue, aquello que dolió y todo lo que amé.
Y como cada "año", éste que se está yendo ha tenido su color
y ha sido profundamente azul.

He sido más río que en otro momentos, 
río de reír a carcajadas y de llorar desbordandome
de aprender a fluir entre medio de las rocas.

Agua que está allí en el mismo lugar pero siempre en movimiento
transformándose
renovando su energía y recorriendo la tierra
tratando de escuchar de ella sus secretos...

agua
que busca entender
el mundo, ése
que la contamina, el mismo que le besa los pies
y le canta en la ducha, ese que abre sus brazos para recibirla
y que le cierra una puerta en la cara. Aquél que la enfrasca para venderla,
o la utiliza para extraer oro de una mina. 

...ese mundo que está repleto también
de soñadorxs, de amantes del agua y la tierra, de amantes de los amantes...

Soy río que baja de la montaña, 
recorriendo una distancia enorme para besar al mar.

He aprendido a beber de su agua, del agua salada de la ciudad.
He aprendido pero 
no olvido
 el sabor del agua que nace en la entraña del cerro.



                                                Azul de río que busca su camino entre las escabrosas baldosas de un mundo gigante de cementos, río que se llena de flores en la primavera y que escarcha sus orillas en el invierno. Con la piel mojada del llanto, del amor, del carnaval. Las pestañas como refugio, son testigos del fluir de este año infinito. Escribo estas palabras y lloro, porque   me vibran los ríos por debajo de la carne. Por suerte...

 Deseo un año de transformaciones, 
lluvias y torrentes para todas las personas del mundo. 
Les deseo al menos un rato
 de sentir su sangre fluir montaña abajo. 

* Gracias a todos los seres que han mojado sus pies en mi lecho, a quienes bebieron un poco para olvidar el cansancio del camino, a quienes chapotearon en mis remolinos... y quien no descubrió que de mi cuerpo nacía este torrente, que a partir de ahora sepa que antes fui río azul.



miércoles, 21 de diciembre de 2011

El lado oscuro

El lado oscuro de mi misma ha tomado violentamente una gran cantidad de pensamientos en el último tiempo. También una gran cantidad de acciones. Positivo-Negativo que vaivienen inconstantemente, confundiendo el centro, el eje, el equilibrio; aquello que se supone que soy esencialmente pero sabemos que no existe.
Si existe, en cambio, el amor. Existe el hambre, el ahorrito que no sobrevive al fin de mes. Si existen las cosquillas cuando te beso, existe la despedida y también el olvido.

Por sobre todas las cosas, me existe el dolor.

Pero existen como todo. El mundo, el territorio, los campesinos y el rugby.

No sé cómo comenzar a decir. No tengo a quién llevarlo.


             *          *          *


Diez trucos infalibles para no escribir
Josefina Licitra

Uno. Hacer algo con tierra. Plantar habas, pimientos y flores. Hundir caracoles en sal. Matar insectos. Seguir hormigas como se sigue la huella de un crimen.

Dos. Nadar. Inhalar de costado, retener el aire, soltarlo en cuatro brazadas, ver las burbujas saliendo de la nariz. No pensar en palabras: solo en burbujas.

Tres. Apoyar el oído sobre el pecho de alguien. Sentir el latido. Sentir la fragilidad del cuerpo, y hundirse en un sopor de comodidad y angustia. Amar.

Cuatro. Poner música en el living. Bailar de modos indebidos. Tomar la guitarra y soñar con ser la nueva Janis Joplin. Procurar que nadie, en tu casa, se entere de cosa semejante.

Cinco. Fascinarse con la televisión basura. Ver Cops, Bailando por un sueño y las experiencias paranormales del canal Infinito. Ver programas del corazón. Escuchar los problemas de cama y celos de gente ordinaria. En algún momento, pronunciar la frase: “Ella tiene razón”.

Seis. Viajar a Montevideo y caminar por la Rambla. Sentir el ruido del viento y del agua y no saber qué ruido pertenece a qué cosa. Mirar el mar. Llorar por nada en especial: por solidaridad con el mar.

Siete. Ir a una tienda grande y probarse vestidos de fiesta. Mirar los precintos de seguridad. Fantasear con robar todo. Luego recapacitar. Entender que ya no vas a fiestas. Comprar dos remeras y pensar en la palabra “oportunidad”.

Ocho. Criticar a alguien por teléfono mientras se lava un plato, se hace una cama o se lleva a cabo cualquier otra acción vinculada al tedio. Compadecerse de las vidas de los otros.

Nueve. Hablar con tu abuela. Empezar con temas de salud y terminar hablando de delincuencia juvenil. Decirle que sí a todo. No pensar en su muerte. No pensar en la muerte de nadie querido, nunca.

Diez. Hacer un asado e invitar –entre tantos– a una persona sociable y otra sobreinformada. Pasar la noche tomando vino; dejar que los dos invitados entretengan al resto. Luego hacer el amor con tu pareja y dormir. No dejar que las palabras interrumpan el sueño, ni ninguna otra cosa.

[Gracias Leo Arance]

lunes, 12 de diciembre de 2011

Estaba parado en lo más alto del edificio. Salté sin miedo, porque ya era algo natural en mí. Si caigo en picada gano velocidad, después tengo que enderezarme para seguir en posición horizontal hacia adelante, de ahí puedo maniobrar para los lados o incluso hacia arriba. La primera vez me choqué contra algo, iba demasiado rápido. Igual seguí volando. Para frenar tengo que poner mi cuerpo vertical, de manera que las alas ofrezcan resistencia. Ahora sí puedo deslizarme tranquilo. Paso por los árboles de las plazas, a veces pequeño, a veces grande, también por las calles, por lo autos. Ahora pienso en retrospectiva que debo haber sido invisible, pero en ese momento no resultó relevante. El día estaba soleado. Jamás, en ese mundo o en éste, fui tan libre. Nunca me había sentido tan Búho. Me posé sobre otro edificio, uno no tan alto como el primero. Observar era delicioso. Y entonces vi una lechuza, que perseguía algo que no pude distinguir entre las ramas de un árbol. Y sentí, por alguna razón, como esa visión me devolvía todos mis sentimientos humanos, todo para terminar con el amargo sabor de una frase.
"No hay nadie del otro lado de la lluvia"


Gracias, madre, si no me hubieras despertado con los lomitos asados me despertaba llorando

martes, 29 de noviembre de 2011

Me acerqué a la cama silenciosamente, sin darme cuenta de que no podía hacer ruido. La miré lleno de ternura, feliz de haber llegado tan lejos y verla durmiendo, tan tranquila, tan bella, tan ella. Si hubiese podido le hubiese acariciado el rostro, pero no podía. Quería ver sus sueños, aunque más importante quería verme en ellos, reflejarme como parte de ella. Tiene sentido, siendo la mujer de mis sueños es lógico querer la misma retribución. Por eso la miré tanto tiempo. Despeinada, babeaba un poco, la imagen que debería hacerme sentir menos atraído. Pero todo lo contrario. Me rasqué la espalda. Las plumas me estaban matando, me hacían cosquillas todo el tiempo y no me acostumbraba para nada, era molesto. Hermoso, sin duda, pero incómodo. Me acerqué y besé sus labios. Deseaba todo de ella, no sólo sus labios, sino toda su piel, sus ojos, sus pechos, sus nalgas, su intimidad, su sonrisa, sus palabras, su mente, sus defectos, sus verdades y mentiras, su aliento, su ombligo, sus pies, todo. Sin embargo entendí que era momento de terminar la Utopía. Porque ese es su verdadero nombre, aunque sea para mí. Utopía. Y con ese pensamiento asimilado en mi cabeza, desplegué mis alas y me fundí en la noche para volver a mi cuerpo real. El que no tiene ni alas, ni pico, ni garras, ni ojos que penetran la oscuridad. La vasija torpe, que rompe cosas, que come comida cara, que toma copas de más, que abraza sus verdades y sufre por muchas de ellas. El recipiente que tiene manos y corazón que la aman pero que funcionan según la realidad que lo rodea. Ya no hay alas, ni plumas. Soy de vuelta yo, dejando de lado al Búho y siendo manu de vuelta. El sueño termina. Sigo estando solo de este lado de la lluvia, y mi mente me sigue llevando a la codicia de aquel amor antes que a la humildad que reciben otros aspectos de la vida. Igual confío en vos, Morfeo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

noviembre


ese punto finito
en el día
que abraza el silencio
que desmenuza el tiempo
y desborda el agua
de mis ríos

…perdido
como una aguja
en mi cabeza

suspiro
porque me falta aire

las plantas bajaron
sus hojas por el calor
yo bajo mis pestañas
y el río se va lento…

surco
en mi cuerpo
alambrado.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Miércoles alrededor de las 3 AM. 09 de marzo de 2011

El último estruendo fue inmenso. Tanto como para que me saque lo auriculares. Me levanto del sillón, haciendo crujir un poco mis huesos, y cierro la Notebook. Afuera hay tormenta. Una grande, y sin pensarlo dos veces agarro mis llaves y salgo hacia afuera, tratando de no hacer ruido. No hay nadie en la calle, pero es obvio, ¿Quién sale un miércoles a las 3 de la mañana con un temporal como éste? Más en esta parte de la ciudad. Me quedo en el portal de mi casa, al resguardo de la lluvia, mirando hacia el cielo. Casi no se ve, por los árboles y las casas. Me olvido del miedo al frío y empiezo a caminar lentamente, descalzo como estoy, hacia la esquina. Las gotas me empiezan a abrazar. Al principio es como si no me mojaran, pero de inmediato siendo como la camisa se empieza a adherir a mi espalda, como el agua se escurre entre mis ojos, nariz, boca, mentón, cuello, todo para hundirse, no, para fundirse con mi cuerpo y el suelo y todo lo que me rodea. En la esquina sonrío. Como un gran hueco en el medio de la jungla. Camino hasta la mitad de la calle, justo en medio de donde cuatro calles se cruzan. No hay nada hacia ningún punto cardinal. Es demasiado bello.
El cielo se tiñe por segundos de luz, algunas veces llego a ver como esas delgadas líneas llamadas truenos bailan por las nubes, cegando este mundo y ensordeciéndolo después. Y me concentro en mi alma, más precisamente, en aquellos que alimentan mi alma. Pienso que estoy solo bajo la tormenta. En ningún lado mira hacia arriba a las 3 de la mañana, un día miércoles como cualquier otro. En este pequeño mundo que existe únicamente bajo la lluvia, estoy solo. Adentro duerme un alma que es Guía en la mía. Más lejos, una que siempre estuvo. Y mucho más lejos, descansan, probablemente sin lluvia, aquella que parece ser mi Compañera Utopía, la otra que es una Cadena Ígnea, esa que es mi Conexión a Tierra, y muchas otras que llenan mi cuerpo de energía. Son mis razones de existir. y aún así, ninguna está bajo esta misma lluvia. Una gota salada llena de nostalgia se pierde con el resto del agua.
Pasó un auto y fingí caminar tranquilamente. Pero no pude volver. Me volví a quedar petrificado en la esquina. De repente ya no me sentí solo. Y entendí que debajo del diluvio, no había nada. No había tristeza. No había dolor. No había amor. No había recuerdos, ni tampoco sueños. No había calor o frío, no había certezas ni planes. Desaparecieron los cuerpos, inclusos sus besos, no más anclas ni alas. No había nada. Nada, excepto agua. Todo agua. Gotas, charcos, mínmos ríos, desagües. Personas fundidas con el agua. Yo no existía abajo del diluvio. Y si yo no existo, nadie existe, porque si alguien lo hace es irrelevamente para mi que no lo hago. Y no puedo entender ese razonamiento. Por un momento sentí paz, pero en cuanto esa sensación se conviritió en palabras, en esas mismas palabras que acabo de recordar, un escalofrío me trajo de vuelta a esta realidad. Cuando dejé de ser piedra mi cuerpo se sacudió de frío.
¿Cuánto tiempo salí? Ni idea. Entré en la casa, aunque todavía con escalofríos en mi espalda. Mejor agarro de vuelta la Notebook y escribo lo que acaba de pasar...

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Caulle y los silencios domésticos



Frío. Luna. Lluvia.
el lago vuelto arena
la sonda, los remedios
risas, chistes, burlas. Dolores
El amor que me visita
o me sorprende en un pasillo
los platos sucios, el olor canino
las fiestas, las medialunas saladas
(siempre)
Piel de gallina. Olor a sexo en mi cama.

El mundo que se cae y yo escribiendo.

Pensando en una beca, en un proyecto,
en el trabajo para teoría
teoría de la vida sin vida.

Sociedad que me chupa, me arrastra,
para dejarme en la orilla de un lago
contaminado por la propia naturaleza.

Mi memoria se llena de cenizas
sufro, quisiera llorar
pero no me sale. Las distancias.

De tu casa a la mía
de una semana a otra
del bosque al cemento
del bolsillo al estómago
y de las plantas de los pies
hasta el infinito mundo
de las estrellas fugaces.

Relámpagos. Eclipse. Trasnoche.
Yo como ella, náufraga
envuelta en un vaivén inseguro
aferrada de una lapicera
hundiéndome en un mar de dudas.

Entonces intento escribir desde otro lugar, me retuerzo, me abrigo, me destapo. Escucho el silencio de mi cuerpo entre la lluvia que choca el techo. Escucho los ruidos de la casa y creo historias. Invento días, sueños, melodías y almuerzos. Para seguir un poco más. Para creerme afuera de la isla. Estas palabras son hoy mis señales de humo… es probable que pronto sea demasiado tarde. Estoy aprendiendo a nadar para irme algún día. No estoy preparada aún. No sé qué es, pero algo me falta, es una intuición que tengo. No recuerdo dónde dejé mi último paso, ¿cómo podría encontrar el siguiente? Estoy jugando a ser muchas, pero no me escapo de La Colombina. Ella siempre regresa, sobretodo en luna llena. Llena y vacía. Vuelve y pregunta. Se ríe mucho y pinta y baila. Me destroza y se va, como un fantasma, al amanecer. Sólo queda su espectro, un hálito de luz que hace la cama fosforescente. No puedo conciliar el sueño y escribo para no pensar, para no sentirme mal. Para no responderle a sus miradas inquisidoras y punzantes.

Basta.

lunes, 31 de octubre de 2011

Codicia

¿Es mala la codicia? Más allá de ser tildada como pecado por la Iglesia, paece ser una forma de mirar hacia el futuro y a la vez un miedo a que sea una utopía. Sufro de codicia, una nueva y desconocida para mí, no sé como manejar las imágenes que se gestan a mi alrededor. Tengo las manos manchadas de codicia. Tengo los ojos teñidos de codicia. Tengo el corazón inundado de codicia. Respiro codicia. Te deseo, Codicia, más de lo que quiero admitir y más de lo que te digo cuando me enfrento a tus palabras, a tus ojos, a tu piel. Sos una musa, y yo un simple antropobúho que quiere volar de una vez por todas. Y, a pesar del amor que siento, sólo te puedo llamar Codicia.. Pero con Mayúsculas...

martes, 25 de octubre de 2011

"La verdad os hará libres" Juan 8:32

Primer pasaje de la Biblia que significa algo para mí. Ni idea cuál su significado original, pero para mí es ése y es simple: Jamás voy volar libre sino me libero del ancla del miedo. Y creo que tengo que abandonar esta locura de secreto para mirar hacia el cielo y gritarle a la lluvia, torrencial y helada, ¡ESTA ES MI VERDAD! ¡JUZGAME, ODIAME, DESTRUIME, ABANDONAME, PERO HAGAS LO QUE HAGAS DESPUÉS DE ESTO VOY A SER LIBRE!

¿Podré?

jueves, 20 de octubre de 2011

Vi Veri Veniversum Vivus Vici

Estoy perdiendo mi verdad. La encontré un día, y la vestí como armadura y a la vez como fuerza. Sinceridad, me decía, es lo que da libertad, lo que me mantiene en un mundo feliz. Y durante algún tiempo, funcinó. Recién ahora puedo ver el lado oscuro de la Luna. Ahora que no entiendo cuál es mi verdad me siento perdido, o más bien, me enfrento a dos verdades de igual verosilimitud que enfrentan dos posibilidades opuestas. Y mi mente sabe lo que quiere pero también conoce lo que mi alma más teme. Morfeo suele ayudar en estas preguntas, al menos es Él quien me revela fragmentos de mí mismo, pero ahora se mantiene dolorosamente neutral. Mis ojos tienen un objetivo, pero mi corazón apunta a otro. ¿Debería volar hacia un futuro cálido? ¿O debería arriesgarme a caer en ese viejo pozo, con tal de apostar todo por la verdad? Es curioso como cinco palabras en latín determinan el curso de mis pensamientos

lunes, 17 de octubre de 2011

MÁQUINA-ÁRBOL


(12 de agosto de 2011)

La sangre por fin fluye para afuera. El río empieza a moverse lento, dibujando curvas en mi territorio. Descanso. Escuchar más la vibración de las cosas, escuchar más para decidir más minuciosamente, como un experto archivista descifrando el significado escondido de las letras borradas por el tiempo, el corazón agudiza su ritmo para llevar la sangre a aquellos lugares más necesarios, para prestar mayor atención a los indicios del cuerpo, ésta máquina-árbol que parece artificial pero de manera externa, y es artificial tanto como el interior.
Es todo máquina que danza y grita en la tierra de los edificios. En el bosque de cemento donde se elevan las montañosas autopistas. El cuerpo y la cabeza son máquinas y maquinarias. El corazón es maquinista. Pero a veces se distrae y olvida, como si existiera el automático, y las máquinas andan solas o acompañadas, pero desvestidas de sentido… errantes, girando en torno a un eje invisible… circulando por un circuito cerrado.
Se chocan entre sí, se chocan con las paredes de los árboles-edificios. Se tropiezan consigo mismas o se quedan quietas, sin baterías, esperando que el corazón enardezca, levante los pies y los brazos, corra hacia ellos como en un sueño a través de las nubes, las abrace, las atraviese, huela sus engranajes saturados de grasa y desatornille de a poco las articulaciones, inyectando sangre, invadiendo el espacio vacío, inundando con risas y llantos los circuitos dedicados a problemas técnicos.
Entonces las máquinas recuerdan su condición de árboles, dejan que sus manos se sacudan con el viento y que sus sonrisas floten de flor en flor en primavera. Aceptan que algunas cosas viejas se caigan en el otoño para disfrutar de la desnudez del invierno y de paso tener excusas para pedir más abrazos. Las máquinas-árboles se riegan con el agua de los besos en verano y extienden raíces y dispersan semillas y se comunican con el bosque a través de los sentidos, del temblor en la piel que produce el encuentro.
Así es que el cemento se parte, se descubren los colores de las hojas, los callos del tronco, las vueltas de los ramajes hasta encontrar el sol.
La tierra se fertiliza y allí donde quedó una grieta crece una nueva máquina, verde, rebelde y con el corazón palpitando lleno de savia.

sábado, 15 de octubre de 2011

Ya no es un chiste, casi que ni siquiera es una indirecta. ¿Qué estoy haciendo' Mitad lo que siempre fue, mitad o que nunca. Soy medio yo. Soy medio Búho, medio ántropo, pero no sé quién de los dos habla. Tengo el deseo de hacer lo que quiero, pero miedo de quedarme solo, y la soledad dañó mi cuerpo. ¿Qu´debo hacer? ¿Búho estoico o ántropo conformista? Ayudame, Morfeo...

martes, 11 de octubre de 2011

"Estas palabras fueron antes memoria, antes fueron sucesos. Palabras que nadie podría pronunciar, desmemoria, sucesos perdidos para siempre si una mujer Nakín no se hubiese ofrendado.
El Clan de los Búhos le otorgó un destino: debía resguardar para los hombres todos los aconteceres de un tiempo que ya era antiguo cuando transcurría. Ella obedeció. Se sentó frente a los códices sagrados.
Sin cerrar nunca los ojos, repitió la misma cosa durante muchos días, muchos años. Y sólo esas palabras le importaron. Pero luego comprendió que no bastaba con obstinarse en retener sucesiones idénticas. Comprendió que en la línea recta se fatigaba la memoria. Entonces, siguió el camino de la línea que se tuerce y retuerce; porque el trazo circular es más propicio para el recuerdo.
Cuando tampoco fue bastante, Nakín buscó el favor de la música. Y es que la música dispone de inmensidad. Más que el desierto y el horizonte.
Pero nuevos nombres y cifras se añadían. Crecía su cansancio.
Agitada, transformada en rumores sin sentido, Nakín trazó dibujos en su memoria. Una bandera para el número veinte. Para el número diez, media bandera. El cuatrocientos fue una pluma, el ocho mil fue una balsa. De ese modo, Nakín de los Búhos retuvo las edades y los años; todos los números del pasado.
Sin embargo, tampoco así fue suficiente. Ya sin espacio por dentro, lívida por fuera, Nakín pidió ayuda a los colores. Confió en ellos. Negro y rojo para la sabiduría, azul para la realeza, amarillo para el rumbo de las mujeres.
Al fin, Nakín de los Búhos cayó hasta el fondo de su fatiga. Cerró los ojos, cubrió con sus manos los signos de los códices. Y dejó escapar por la boca entreabierta cada uno de los recuerdos que guardaba. Creyó, sin clemencia por sí misma, que era débil y apocada en su alma.
La mujer abrió los ojos para llorar. Entonces, vio a través de sus lágrimas. Y aprendió por el llanto que la memoria sólo perdura si se reinventa."
(Liliana Bodoc - Los días del Fuego - Trilogía La Saga de los Confines)

11 de octubre :: último día de libertad de los pueblos de américa::
(cuando "américa" no tenía ese nombre)

Pueblos, culturas, etnias, q´om, chiriguanos, chanés, m´bya guaraní, mocovís, vilelas, lules, mapuche, tehuelches, selk´nam, tapieté, sirionó, shwuar, wichis, omaguacas, mayas, araucanos, yámanas, tapieté, ava guaraní, pilagá, diaguita, calchaquí, inka, aymarás, quechuas, arahuaco, caduveo, charrúa, mataco, comechingones, yanomami, tonocoté, nivaclé, kolla, huarpe, nootka, quilmes, chinook, rapa-nui, aztecas, zapotecas, mixtecas, olmecas, chimú, inuit, kwakiutl, taínos... tantas, tantas palabras que faltan en mi memoria y tantas palabras que no alcanzan para contar, para expresar lo que sucedió y lo que aún sucede.

La desmemoria es el peor de nuestros males.

La falta de práctica cotidiana de recordar (volver a pasar por el corazón) todo aquello que ha sucedido nos hace vulnerables, casi idiotas, caminando el día sin darnos cuenta que esa falta se traduce en golpe, se transforma en repetición. No quiero ofender a las personas que luchan fervientemente por romper ese hielo mnemónico, sólo quiero alertar a quienes no lo hacen... el olvido es sistemático, parte de la organización de nuestra actual forma de vida, de nuestra sociedad moderna y perfectamente consumista y servicial, de las infinitas redes de poder que se ejercen sobre nuestros pensamientos y sentimientos cotidianos y que -enrededadxs en tremenda maraña- reproducimos a ojos cerrados. 
El olvido es también sintomático. Orgánico a cada persona, vísceral malestar cotidiano, suba de precios, represión a la lucha, calles llenas de basura, miradas vacías en el colectivo, ropa nueva cada mes y un auto por persona, comidas gourmet que tiran 90% de alimentos para servir un bello plato con dos pavadas a un precio estrafalario y sólo el 10% del personal está en blanco, medios de información que parecen chupetes, competencia individualizada por alcanzar éxito (¿?) en la vida. Uf. 
Orden social, economía (post?) capitalista, crisis financiera.  
Indignados, primaveras, acampes, piquetes, marchas.
Hegemonía. Si. Pero también Subalternidad. Heterogeneidad. Desigualdad, injusticia, pero también diversidad. Si, está bien, el poder y la "fuerza de la costumbre" pareciera que nos exceden. Pero hay un límite que es transgredible, que es transparente: hay que trazarlo en carne propia. Y digo carne porque no alcanza con decirlo, hay que accionarlo (así como lo acciona quien/es detentan el poder, aunque lo invisibilizan). Recordar es una forma de luchar. 

Palabras que se comparten. Que se transforman en acciones. Hace 519 años, comenzó un genocidio único en la historia. Masacre que no solo fué muerte física, sino esclavitud, abuso, quema de la historia, persecución de las creencias, robo y destrozo de recursos naturales, saqueo cultural, etnocidio, desparición de lenguas... para luego pasar por las maquinarias de la ciencia positivista y transformar la sabiduría nativa en industrias farmacéuticas, las manos artesanas en explotación laboral, las experiencias en taxonomías y las vidas de lxs otrxs en nuestra herramienta de trabajo...   y tanto que se escapa en estas pocas líneas!
La Historia que nos contaron en las escuelas: historia de los poderosos, de los "ganadores" como dicen. Chatarra. Hay que devorarlos. 

"Sólo la Antropofagia nos une. Socialmente. Económicamente.Filosóficamente."                                           
"Tupi, or not tupi, that is the question."


No sólo porque el pasado, las huellas antes caminadas en nuestra tierra, son parte de nuestros pasos hoy, sino también porque el genocidio y la violencia nunca desaparecieron.

NADA QUE FESTEJAR, TODO POR HACER

sábado, 8 de octubre de 2011

No puedo esperar, la codicia devora mi pereza. Estoy con un pie de cada lado, un ojo soñando y el otro despertando. ¿Serán mis alas reales? Son un dios complicado, Morfeo

miércoles, 5 de octubre de 2011

No es difícil quererte. Pero no encontré la forma de amarte. Y me pesa en el alma el saber el por qué, despues de todo, ¿A quién se le ocurre meter un Águila en una jaula que pertenece a un Cóndor? Encima que ya era pequeña para este último...

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Búhos, gatos, lobo y ciervo

Muchas gracias. Ustedes siempre fueron una de mi cualidades favoritas, aunque haya tardado tanto en darles el valor que les doy ahora. Aprendí mucho de mi mismo atesorando sus historias, y los considero la una parte muy importante de mi vida. Sin embargo, es hora de terminar ciertas cosas, y ustedes también me hicieron olvidar muchas cosas, queridos sueños. No puedo seguir soñando, ahora tengo un objetivo claro. Durante años estuve lamiendo mis heridas, arrastrandome por un oscuro pozo, en el que a veces hasta tuve fugaces compañías, pero en el que me retorcía de soledad. Y en ese proceso, de morder cualquier mota de luz y de convertirme en cosas que no soy, metí la pata varias veces de formas diferentes. Hoy conseguí aclarar mis utopías y abrazar la bella luz que inunda la superficie, pero aquellos errores me persiguen. Aunque no todos fueron errores, algunas cosas simplemente perduran demasiado tiempo, pero hoy en día siguen haciendo ruido en mi mente. A Una, perdón por haber soñado junto a vos mucho tiempo, hoy en día somos dos almas muy alejadas con buenos recuerdos de lo que alguna vez fuimos. A Otra, perdón por haber tomado de más y que tuvieses que conocerme en mal estado. A Ella, perdón por no haber avanzado al frente y volverte a dar un segundo beso, que hasta el día de hoy me arrepiento de cierta forma y me pregunto qué hubiera pasado. A Aquella, perdón por mentirte, aunque gracias a vos entendí el valor de la verdad. Vi Veri Veniversum Vivus Vici. Nunca fui muy bueno para hacer cosas, pero hoy quiero salir de este mundo y conocer la luz del Sol, soy un nene dormido que después de tanto tiempo acostado quiere salir a correr. Ya conozco mi droga, y encima tengo una compañera que está dispuesta a probarla conmigo. Ya no queda nada. Desaparecieron los cuerpos. Se esfumaron los besos. Se cumplió un deseo. Hora de vivir mis sueños. Piernas para qué las tengo.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Despedirse

(Mati) 

Un beso de chocolate
tus manos picantes
sobre mi espalda

des - pedir
(no pido nada
sólo agradezco)

el abrazo -el tuyo-

y encontrarte.

* * *

P.D.: Campo de batalla.

“en el campo, se escuchó gritar:
¿quién será capaz, de vencerlo al gran Goliat?”

goliático interior
destrozado, abierto, desparramado
fuerzas invisibles, entre sueños

tu presencia tan fuerte, aquí y ahora

violenta opacidad
transformada
en tierna transparencia

desarmando el cerrojo
derribando la puerta
                …penetrando en mi alma
como una mano que siembra
como una raíz que se extiende

amor

que estás socavando mis pedegrosos
refugios y monstruos
llenándolos de luz

David
pequeño gran ser que tiraste la piedra
y me desarmaste con mi propia espada:
la magia

tu lucha (espero)
cada día (encontrarte)
me hace vibrar (y luchar a la par)
y llenarme de colores (siempre).

martes, 23 de agosto de 2011

Hamaca



9 o 10 de junio

La ronda se inicia
y la alarma me trae del sueño
una casa bajo paltas
que se abre con el sol

Juan y las hermanas
y un pájaro en los párpados

la arquitectura de mi cuerpo
                          en panorámica:
algo se incendia en el cuarto,
o quinto piso.

La estrella por fin se cae
ahora tengo que caminar
para luchar en contra de eso
extraña máquina sin nombre
dispositivo, disciplina,
que intenta rellenar el aire de mi cabeza
con cemento…

                        y un día duele
                        un poco
                        y otro día más.

El último tramo para llegar
para enfrentarme a la cumbre
y a la pequeñez de estar ahí
y observar el mundo como mar
como océano de montañas azules…

Escasea el aire, las piernas pesan,
parece imposible pero sabemos que no.
Sólo parece.

Una latita herrumbrada entre las rocas
con escritos apurados
de manos temblorosas pero felices.

Silencios en el corazón, ahora
se va con el viento, se pierde.
Inmensidad y belleza y todo allí.

Gracias vida por encontrarme

y por darme alas de cóndor

y sangre de árbol.

lunes, 15 de agosto de 2011

ántropo/parte 3

Se acercaba el amanecer, y él caminaba ebrio por la ciudad. Pero, a diferencia de las tantas veces que volvía del antro de Juan en su ciudad natal, o como tantas otras en mucho lugares, no había tomado una gota de alcohol, ni fumado ni una bocanada de sus cigarros baratos. No se tambaleaba ni hablaba solo, no se consumía dentro de su soledad ni acarreaba el peso de sus arrepentimientos. Caminaba tranquilo, despacio(y eso que siempre camina muy rápido), observando la nueva ciudad que lo miraba medio dormida. Fue en una noche que entendió muchas cosas. Su borrachera era de puro orgullo, y finalmente dejó de ver a su alrededor a los distantes ántropos. Sabía que ahora no podía ser tan diferente. El charco terminaba de fluir para ser parte de algo más.
Pasaron cosas en medio. En realidad, cuatro importantes. La primera fue hartarse de la tristeza, pero no en un sentido pobre y mental, sino el deseo de repeler físicamente los estímulos externos que le causaban dolor. La segunda, fue la decisión de alejarse del entorno que lo había visto crecer y lo veía muy seguido deambulando al amanecer. Solo. La tercera, fue una pelirroja que tuvo la bondad de sacarle el polvo a sus huesos, la que fue capaz de quererlo a pesar de su cuerpo decrépito y magullado, de realmente regalarle un pedazo de ella sin temor. La sangre fluía mejor gracias a ella. Y por último, fue una Doncella, pero ésta era diferente. Es la que baila en su mente y cura sus ideas.
Esa noche recibió elogios. Mucho, y realmente gratificantes. Se había visto rodeado de un grupo de ántropos que lo miraban con respeto, con sonrisas, con reconocimiento verdadero. Y tanto duró ese calor que lo sentía en el amanecer. Se sorprendió a sí mismo pensando en que finalmente era un ántropo cualquier. Una parte de un mundo. Durmió sonriente. Al despertarse, llevó una silla afuera de su casa y contempló el atardecer, pensando. No sabía qué era. En realidad, nunca lo supo. Se había mirado a través de humo y alcohol, también en los ojos de un puñado de seres muy queridos, se había buscado a sí mismo en las montañas, en la ciudad, en la playa, en los bares, en los hospitales, en las casas de extraños... Y siempre salía con una respuesta a medias, convincente pero temporal. Y ahora estaba feliz. Ahora era feliz. Ahora lo miraban con calidez a los ojos. Ahora le estrechaban sus manos. ¿Quién era ahora? Pero por primera vez no le interesó. Si era un ántropo o un charco o lluvia o viento. Ahora caminaba sin esfrorzarse en no hacer ruido, ahora se quitaba las plumas y dejaba ver su piel. Era hora de dejarse ver ante el mundo que lo rodeaba.

viernes, 5 de agosto de 2011

(Escalofrío)


Escalofrío.
Aunque las piernas pesan, corro.
¿hasta dónde soportaré?
no miro hacia los costados
no miro
hasta que la cadena me tire del cuello
voy a soportar,
hasta que el dolor sea más potente
aprieto los ojos,
aprieto el corazón con violencia
y sangra como un árbol, mutilado
¿hasta dónde seguiremos así?
escribo porque la cabeza estalla
porque mi boca besa pero no dice
no digo
mientras tanto el invierno pasa
como pasó el verano y las hormigas.
Los pájaros me vienen a buscar,
quizás… me vaya con ellos
corro, un poco vuelo.
Siento un temblor acá
no de mis latidos
no de mis risas.
Me detengo ante la puerta
no quiero abrir cerraduras,
voy a esperar… una semana más.
Aprieto mi cuerpo contra sí mismo,
me abrazo, me beso y me voy.

martes, 2 de agosto de 2011

Ojo Antropomorfo

Es curioso cómo recién ahora abrís tu ojo izquierdo. Notaste la buena vista que gozaba el derecho y decidiste ver el mundo bajo una sola justicia. Realmente, ese ojo puede ver las cosas claras, en especial en la oscuridad. Pero ahora, tonto Búho, que decidiste dejar de cazar ratas y devorás serpientes, ahora que mostras tus plumas bajo la luz matutina antes de ir a dormir, ¿Qué vas a hacer? La luz te da dolores de cabeza, los recuerdos de la noche son confusos(y todos sabemos por qué) y encima querés salir en pleno mediodía. Vos, el ave nocturna, que extiende las alas con toda su fuerza bajo la luz de medianoche. Y para hacer eso, abriste el ojo izquierdo, el recuerdo de tu infancia, el vestigio de tu humanidad...el Ojo Antropomorfo. Sabés lo que te rodeo, sabés lo que te espera. Mostrá tus garras y, por Dios, no te confíes con las serpientes, son engañosas y versátiles, peligrosas por parecer dóciles, desde sus escamas hasta su lengua. Y vos siempre las admiraste, las amabas, y por eso no las cazabas...Cobarde tal vez, pero vivo también.
¿Qué es lo que querés ver? No te olvides por qué lo cerraste. Es el Ojo que no ve bien las cosas con el fin de modifcarlas, quitarles su verdadera forma y hacerlas agradables. El Pecado de los humanos, al fin y al cabo.

miércoles, 20 de julio de 2011

Para Humo

Querida Humo: Hoy fue un día triste para el Búho. Soy feliz de haberme alejado del nido, por fin, para empezar buscar el mío. Estoy orgulloso de volar con mis propias alas, sobre todo porque me veo impulsado por tantos alientos que me empujan a seguir tratando. Sin embargo, en un festividad como hoy, consumista, pero en que uno igual se acuerda de las personas que tiene, me hizo sentir en gran soledad. Es chistoso, pero un Día del Amigo cualquiera no hubiese hecho nada, pero en éste me encontré sin nadie a quien decirle feliz día tomando unos mates. Gracias a la globalización, pude darles mis sentimientos incompletos, decirles a unos cuantos una parte de lo que realmente siento. Pero aún así, pesa en el cuerpo. Y por si fuera poco, también me siento impotente, porque una de aquellas personas que cuento con los dedos de una mano necesita, como yo, un abrazo cálido y prolongado, algo que yo daría lo que fuera por darle.
Este mundo, y esta sociedad, son un manojo de ironías. También es cierto que la felicidad y el sacrificio van siempre de la mano, y eso nos puede confundir mucho a la hora de pensar qué hacer con nuestras vidas. Todos tenemos que decidir que perder en pos de obtener algo, de ganar algo, de sentir algo. Y es una apuesta bastante cruel, porque el ser humanos y cometer errores nos lleva a no saber cuál es la mejor opción, nuestro sentimientos nos pueden llevar incluso a quedarnos con las manos vacías.
Yo no sé si mis decisiones son las correctas o no. Sólo sé qué siento. Y no siempre me puedo sentir del todo bien. En este momento se encuentran mis deseos de nostalgia y de proyección, una fuerza que me lleva de vuelta a los brazos de mi Tierra y otra que me sigue empujando al misterioso mundo llamado Futuro. Sé que llegado a este punto no puedo volver, pero siento en mi corazón ese ancla de la que me burlé y traté como si fuera poca cosa. No tenía idea.
Qué hacer por vos, qué decirte... El mundo que te rodea siempre fue borroso para mí, está compuesto de una materia que no puedo pisar con firmeza. Tal vez mis ojos vuelan en la noche, y los tuyos atraviesan la luz. Hice lo que pude, y hoy lo sigo haciendo, para estar siempre para vos. Pero me duele no tener las palabras para ayudarte. No sé cuándo tienen fuerza en tu cuerpo. No tengo la menor idea de cuál es el remedio para ese malestar, que a todos nos pesa de diferentes maneras. Si lo supiera, Gandhi sería un poroto al lado mío. Es por eso que voy a dejar escritas las palabras que ya conocés.
Humo: nuestros cuerpos se pueden partir y recomponer, incluso pudrirse y marchitarse para resucitar nuevamente. Mientras guardes un poco de cordura en tu alma el resto de tu cuerpo va a seguir adelante, incluso tu mente. Todavía faltan unos 27 errores más o menos. Aprox. Acumulá la experiencia obtenida y seguí avanzando de nivel, seguí caminando. Esto es lo importante. No dejes de caminar, por nada del mundo. No hay nada que pueda quitarte la libertad más que tus propias manos, así que dejate caer, descansá sobre la tierra que está a tu alrededor, para saltar y seguir danzando, jugando con las palabras, las imágenes y con el amor, y con la vida misma también. No se necesitan alas como las mías para volar. Espera la próxima corriente de aire y dejate llevar. Yo voy a soñar con que ese vuelo te lleve cerca mío.

Con mucho amor,
Búho

lunes, 18 de julio de 2011

Homenaje a Pedro

ELLA BAILA CON FUEGO

Desde el fondo del tiempo, el fuego gira con sus signos,
se asoma limpio de escamas transparentes,
ardientes de besos minerales y estrellas.
La sombra le teme y le temen
los dientes de las flores nocturnas.
Ha perseguido monstruos y domado distancias,
sacrificado bosques y colinas,
completado los círculos que proclaman la furia de los dioses.
Padre de la danza, transformador de vientos,
protector de los miedos ancestrales,
inagotable, secreto, convives con la noche
y regresas por las danzas malabaristas,
en los escenarios que la vida organiza con sombras.
Te he visto en las manos de la mujer que amo.
Resucitado en círculos trazados por druidas,
despertando cometas que enmudecen el río,
que desde el ojo del niño que lo mira en la noche,
recupera la patria de la infancia lejana y marinera.
Mueve el atardecer,
con una magia que conmueve a la lluvia,
que la atrapa con su ternura hipnótica,
como una miel secreta y necesaria.
La danza que bailaron los hombres que hablaban con la luna,
ella la baila con su fuego galopador,
con su materia inesperada de pájaro migratorio.
Ella es el fuego que crepita en mis manos
como un bosque de pinos, perfumando distancias.
Sólo eso, sus pies sostienen el planeta y lo hacen bello.
Sus llamas pintan astros en el techo del viento
y hacen bailar mis ojos con su cuerpo de chispa alucinada.

[Del libro: La canción de mis lobos, de Pedro Zárate]

martes, 5 de julio de 2011

Ejército de bicicletas



Un ejército de bicicletas avanza lento por las diagonales. Conocen las reglas pero las rompen, se pasan indefectiblemente semáforos en rojo, atraviesan la calle de derecha a izquierda para cruzar por la plaza y giran en u en las esquinas. Con su tranquila estrategia se cuelan entre los autos y los colectivos, con el manubrio casi rozando los espejitos, con el pie apoyando sobre el borde de la vereda, adelantando un poquito de la senda peatonal para tomar envión. Cruzan a mitad de la calle, avanzan en contramano hasta en calles, como la diagonalcita de bellas artes, que pareciera imposible pasar entre las veredas y los coches en movimiento. 

Broches agarrando el pantalón, medias a mitad de pantorrilla, polleras, botas, cascos y mamelucos. Las bicis son caleidoscopios en la mañana, girando la linealidad del tránsito, multiplicando los colores de unos cuantos fragmentitos de día. Bufandas hasta las narices, gorros, guantes de colores; la tropa le escapa al viento helado y atraviesa el paisaje de árboles desnudos.

Por la tarde el ejército vuelve, esquivando transportes escolares produce una pausa en la calle. Un punto intermitente que se va con el semáforo en verde, perdiéndose en el horizonte de una plaza. Lentitud que se transforma en ventaja, la respiración helada de vapor y los cachetes colorados, pequeña ola de movimiento que transcurre sin ser vista.

Las bicicletas son hormigas, son también pájaros. Van de a una, de a tres, en fila. Van. Viajan por el cemento como si del otro lado estuviera el mar o la montaña. Movimiento celular, ínfimo, que socava espirales en la planicie de la calle.  


lunes, 20 de junio de 2011

Pequeña y poderosa cadena ígnea

Conocí muchas personas interesantes y aburridas en estos últimos tiempos. Y, de todas ellas, vos sos la más cruel.
¿Cómo se te ocurre a vos enamorarme justo ahora, antes de desplegar mis alas y migrar hacia otras tierras? ¿Justo ahora? Sos realmente una mala persona...aunque no lo sienta nadie más que yo...

miércoles, 15 de junio de 2011

Diez pares de tortugas

Anoche mi cama temblaba,
casi podría pensar que era un sueño
pero no.
Tuve un poco de miedo,
¿un camión gigante pasaría por la rambla?
¿un terremoto quizás?
Extraña conexión
tal vez
entre el instante de conciencia
anterior al sueño
y las vibraciones de la tierra,
que tiembla cada vez un poco más.
Anoche temblaba en mi cama.
"...diez pares de tortugas,
la distinción implica pérdidas, abandonos. 
El lago cercado y su agua
evaporándose hacia la montaña..."

Una canción había brotado de mi ese atardecer.
*
La luna
se agigantó sobre mi cabeza:
empezamos a achicarnos
escuchando el flujo
tranquilo
del agua que nace
del alma.

Estoy dispuesta a cerrar.

La cola de la serpiente es mordida por su propia boca.


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sábado, 4 de junio de 2011

Sueños de soledad

No sé cómo, pero viajé en el tiempo y el bosque es hermoso. No lo tocaron los ántropos modernos todavía...además el Nahuel Huapi está más alto, y está al lado de nada más que puro bosque, con muchas pequeñas montañas de las cuales caen pequeños ríos y cascadas. Pareciera un película yanqui, o poesía llena de pobreza, pero aún así todo se siente muy bien. Es cuanto me interno en este terreno boscoso que las cosas cambian. Por dentro es más bien otoño... los colores se oscurecen un poco más. Hay un hombre haciendo un pequeño campamento, y él me conoce y yo lo conozco. Sabe lo que va a pasar, y yo también. Pero esta vez, de vuelta en este espacio de tiempo, yo tengo el control y no va a suceder. El problema es un perro, blanco, pelo largo, sin raza en particular; y está siendo acosado por el resto de los perros. Puedo recordar que la primera vez que lo vi no me pareció malo, lo acaricié y parecía haberse vuelto mi amigo. Es por eso que esta vez, sabiendo que no es así, trato de controlarlo, de darle órdenes y que obedezca. Pero una sola mirada del can me hace entrar en pánico, él está cerca de un abismo, no muy grande, yo lo empujo. Y cae. Puedo ver su cuerpo romperse con las piedras. Y acto seguido se empieza a mover, a levantarse, y convertirse en un monstruo, en un lobo gigantesco que me atrapa contra una pared de piedra. Lo golpeo con todas mis fuerzas, le muerdo la oreja tratando de arrancársela, pero percibo que la bestia se ríe mientras me apreta más fuerte. Incluso trato de alcanzar sus testículos, pero igual se sigue riendo. Y es cuando mi cerebro se desconecta a causa del miedo y despierto. Tercera vez que pasa, y recuerdo los tres sueños.

Ahora sé qué es lo que significa. Fue mi culpa, parecía un animal fiel y servil, pero en realidad es un monstruo. Te recibe con una sonrisa, pero en cualquier momento te ataca y te lastima. Cuando lo ves sentís la promesa de que te va a seguir a donde vos QUIERAS ir, y que te va a hacer caso. Pero en realidad es un lobo monstruoso, y te va a tener bajo su instinto. Y nunca te va escuchar, y mucho menos hacer lo que vos quieras. No lo podés dejar entrar en tu cuerpo, porque te come por dentro.

Y sin embargo, y con buena intención dirijo esta última frase a mis queridas Colombina y Humo, sospecho que esta noche no voy a enfrentarme al Lobo Solitario.

lunes, 30 de mayo de 2011

otoño


Una canción brotaba de mí un atardecer de abril. Nostalgias, pájaros carpinteros, mis dedos entre el pasto sintiendo su altura increíblemente verde. La bicicleta y yo con ella atravesando la ciudad que de a poco se cae, se transforma como en cada otoño en otra. La ciudad y el espejo que me preguntan y no sé bien si les respondo o qué. Una canción que un poco se la debo a José María Arguedas, a sus letras profundas, porque me recuerda el interior que llevo en mi interior: el sur, el bosque, la vida de otra manera.


Caracola de montaña
¿a dónde te has ido?
¿te olvidaste de la roca milenaria,
pequeña caracola, que te sacó del mar
y te sembró en el bosque?
Caracola, pequeña coracita
¿olvidaste tus alas de cóndor?
¿tus gritos de puma frente al precipicio?
ay, caracolita, aquí no se te olvida
aunque mudes tu coraza
cuando crecés desde adentro
caracola de montaña
el lago no se olvida de tus colores
¿a dónde llevaste tus risas?
¿a quién le cantás en la mañana?
caracola, niña del viento
tu voz se fue a cantar al mar
las canciones de ríos profundos
que ahora lloran por tus besos
caracola, coracita,
¿a quién lloras en la ciudad?
¿olvidaste tus patas de cabra?
¿a quién le cantás en la mañana,
con tu voz de árbol en el viento?
caracola de colores, viajera
tu amor nunca será mariposa
porque tus alas son de carpintero.
Caracolita de la montaña,
vuelve a cantarnos tu risa
del lucero en la mañana.

domingo, 22 de mayo de 2011

Llegó la hora de dar un salto de fé.



Y a vos, Humo, te voy a extrañar muchísimo

martes, 17 de mayo de 2011

No te rompas, Máscara

La máscara tiene grietas. Siempre las tuvo, pero no se notaban. Ahora no puedo ocultarlo, un observador curioso y decidido puede verlas, y ya existe uno que las contempló. Por más que me asomé y mostré una pequeña parte de mi rostro ante la luz que me obligaba a revelarme,no me hizo sentir mejor. Anoche todo estaba bien, y hoy no. Me niego a reconocer que estoy equivocado, este carnaval, oscuro y tentador, no se termina; las cosas pueden funcionar a mi manera. Soy obstinado, terco, cabeza dura, orgulloso y cabrón. No me enorgullece, ni avergüenza, es sólo lo que es. Por primera vez contemplo el miedo de mirarse al espejo, pero hacerlo realmente. No digo contemplar simplemente el reflejo del cuerpo, sino observar ante un cristal mágico de antaño cómo nuestra esencia, nuestro ser en su forma completa se muestra ante uno. Todavía no es mi momento, pero se acerca. Ronronea debajo de la máscara, porque ambos sabemos que todo va a estar bien.
Además, la sonrisa me queda bien, ¿no?

jueves, 28 de abril de 2011

.pájara



pájara
cantadora que asoma al lecho de río
verde, perfumado
medialuna salada viajando en bicicleta
mojándose con la lluvia café de la mañana

                canta
                colorida en la ventana
                la luz de otra vuelta al mundo
                como enredadera que trepa por el muro
                nido de arañas y sueños

empieza
pájaramente a volar sobre los libros
pilas, estanterías
té con miel entibiando la trasnoche
remolino de agua que perfora la casa

                                    sueña
                                     risas
                                   y baila
                                en silencio
                              y crece y ama
                          y vuela y es pájara

(se enrieda en el mundo y se escabulle cuando canta)

jueves, 21 de abril de 2011

Daño Cerebral

El lunático está en el pasto, en mi jardín. Aquél al que yo le había dado la espalda, del que me reí y lo catalogué como un pequeño infantil con el que no me llevaba bien. Un capítulo cerrado hasta que yo decidiese lo contrario. Y aún así, esta en el pasto, recordando juegos, y guirnaldas de margaritas y risas. Volvió para recordarme una parte de mí que todavía sigue viva, una volcán que todavía puede entrar en erupción. Es ese tipo de personas de las que dejás de ver y deja de ser alguien importante, hasta que llega el momento en que regresa, con un nuevo nombre tal vez, pero es ese lunático. Sin duda alguna. Hasta ahora, y por alguna razón resultó bastante bien, tenía un simple pensamiento: hay que mantener a los lunáticos en la vereda. Por eso siento un poco de rabia, es como si una capacidad en la que me apoyaba hubiese desaparecido.
Pero es irrelevante, ahora toca enfrentar la situación. ¿Qué nos espera, lunático? Ahora somos muy diferentes los dos. La última que vez que nos vimos, fue una despedida amarga. Ambos nos llevamos algo del otro, pero vos te llevaste algunas cosas que a veces extraño. Te quedaste con la mayoría de mis colores, y con ellos también murieron las utopías. Yo guardo, de cualquier manera, tus enseñanzas. Pero, más que nada, arrancaste una parte de mí, y un parte tuya se refugió en mi cuerpo. Por eso estás de vuelta. Porque siempre supiste dónde encontrarme, nunca te olvidé. Y la reciente tibieza que asoma en mi vida fue lo que te hizo considerarme una opción.
Cambiaste mucho, tus modos, tus pensamientos, cambiaste de cuerpo y de alma, pero sos vos. Una sensualidad diferente, maldición, pero aún así demasiado atrayente. El lunático está en mi cabeza. Ya lo sé. Pero pareciera que mi mente se permite ir en contra del pensamiento de vez en cuando. Presiento que tengo que terminar con esto pronto. Matar esa sensación hormigueante que repta por mi cuerpo, antes de que sea tarde. Ya sabemos como son las cosas, a todos nos pasa, a todos se nos va. Ojalá no fuese tan ántropo. Me cuesta admitirlo, pero vos levantás la hoja, sos vos quien hace el cambio. Y sé que esto puede tener un final feliz, aunque yo no camine más por esa senda. Vos me arreglas hasta que esté cuerdo. Esto termina siempre igual: Tú cierras la puerta y tiras la llave. Y voy a quedar dentro de mi habitación, sin luz ni calor. Hay alguien en mi cabeza, pero no soy yo.
Ya veremos como se dan las cosas. Por un lado me quiero adelantar a tu jugada, lunático, pero también tengo fe en las sorpresas. Este cuerpo tuyo me sorprendió una vez, puede hacerlo de vuelta. No importan como terminen las cosas, de una forma u otra, nos veremos en lado oscuro de la Luna.



(Nota del Autor: Todas las frases en cursiva que aparecen en este texto son traducciones libres de la canción "Brain Damage" de Pink Floyd. Quedan todos los derechos reservados)

viernes, 25 de marzo de 2011

soy...


Soy eso que regresa
cuando los pies se cansan
y el aire se aquieta
soy ese rumor violento


cuando la cascada se congela
y el cielo se esconde
cuando vuelan pocos pájaros
y las bombas derrumban tus ojos


Soy yo, gritando
para despertarte de la pesadilla
soy esa magia de lo imposible
que destroza las verdades


cuando llueven sapos y represiones
y los paragüas son de cartulina
cuando la reina juega al polo
con nuestras cabezas de ovejitas


Soy la imagen desnuda
que canta en el alma
soy la noche de las ideas
que te recuerda el olvido



Una vez que haya llegado
                  …seré sólo camino.